Es fundamental para todo aquel que trabaje en oficina disponer de una silla operativa cómoda que le permita adoptar una postura adecuada, alcanzar todos los elementos con los que trabaja sin esfuerzo, y moverse libremente. Se pueden seguir los siguientes pasos para evaluarla:
1. Comprobar que la silla operativa dispone de reposabrazos, para que el peso del cuerpo no recaiga completamente sobre la espalda, las piernas y los pies.
2. El material de apoyo preferiblemente textil acolchado no debe ser demasiado blando; es preferible que se utilicen como base espumas de una cierta firmeza, especialmente en el asiento. Para el respaldo se recomienda un acolchamiento algo más blando, sin perder la consistencia. Téngase en cuenta que, aunque un acolchado blando puede parecer muy cómodo en los primeros momentos después de sentarse, permanecer varias horas en una silla así acaba siendo molesto por falta de movilidad.
3. Compruébese también que las dimensiones del asiento son suficientemente amplias para cambiar de postura (recolocarse, cruzar las piernas, etc.) sin obstáculos.
4. Aquellas dimensiones en las que sea difícil alcanzar una medida única, adecuada para todos los usuarios y situaciones, deben ser ajustables para adaptar la silla a las necesidades específicas de cada persona y uso. En particular, la regulación de altura de asiento por pistón de gas es básica e imprescindible en el ámbito laboral, y también la de inclinación y altura del respaldo. Todos los ajustes de la silla han de ser fáciles y cómodos de accionar mientras está sentado.
5. Es conveniente que además la silla operativa venga con instrucciones (bien en un folleto, o escritas/dibujadas sobre ella misma) sobre cómo utilizar correctamente los ajustes. Cuando se realicen los ajustes, compruébese que son intuitivos (y las instrucciones fáciles de comprender, en su caso).
6. Tras realizar los ajustes convenientes, se ha de poder adoptar una postura adecuada: apoyo completo de pies en el suelo, piernas en el asiento, espalda en el respaldo y brazos en el reposabrazos, sin sentir un relieve demasiado marcado. Se recomienda disponer de un reposapiés si no se llega con los pies al suelo cuando la silla operativa está a la altura adecuada respecto a la mesa.
7. La altura (mínima en caso de ser ajustable) de los reposabrazos no ha de ser tan alta que sea un obstáculo para acercar la silla a la mesa.
8. Para permitir el desplazamiento del usuario, es necesario que la silla operativa tenga mucha movilidad, bien porque pese poco, o preferiblemente por que tenga ruedas. En ese caso, éstas han de ser seguras y evitar el desplazamiento accidental.
9. La silla ha de ser estable y no tambalearse, incluso sentándose en el borde. Para sillas con eje vertical, se recomienda que apoye sobre cinco patas. En el caso de las sillas que disponen de ruedas, no se ha de deslizar accidentalmente.
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